Un día cualquiera un hijo de vecino enciende el ordenador que hay en su habitación, lee los periódicos deportivos, o de otro tipo, un momento y comienza a escribir algún documento. Al rato se aburre y arranca la mensajería instantánea para ver si algún amigo está conectado. Chatea con alguien y sigue trabajando. Necesita algún dato, así que mira en el buscador para encontrar más información y sigue con la redacción. Vuelve a hacer otra parada y mira las fotos del último domingo. Cambia el disco que está oyendo y vuelve al trabajo. Lo haya terminado o no cierra el ordenador y se dedica a otra cosa.
Esta escena es la habitual en cualquiera que tenga un ordenador. Tanto profesionales como no profesionales, incluso es el patrón normal en casi cualquier oficina en la que se trabajé con computadoras. Ahora hagamos el esfuerzo de mirar más cerca:
- El ordenador que se encendió era un
PC
(el diseño es propiedad deIBM
) - Posiblemente el ordenador tenga una pegatina indicando que el micro es
Intel
(norteamericana) - El navegador es
Internet Explorer
, creado y propiedad deMicrosoft
(norteamericana) - El editor de texto es
Microsoft Word
. Ídem. - El programa de chat
MSN Messenger
- El buscador es
Google
(norteamericano) - La música estará comprimida en
MP3
, cuya patente es de un instituto tecnológico alemán
Si algún día los americanos dejaran de ser nuestros amigos íbamos a tener muchos problemas para escribir documentos que no fueran de nuestro puño y letra. Para todo el software mencionado hay opciones dentro del software libre, aunque no siempre sean tan potentes o tan sencillas. La diferencia entre este software y el comercial es que no hay restricciones legales en su copia y modificación. Curiosamente la mayoría del software libre también está hecho por norteamericanos.
Por otro lado el hábitat donde software vive, el hardware, es inalcanzable para las empresas patrias. Según me contó un experto en microprocesadores la tecnología más punta de España está en las universidades, pero todos los procesos de producción en ellas son manuales, inútiles para aplicarlos a cadenas de producción.
Eso puede sonar a conspiratorio, pero hay una dependencia tecnológica casi total. No sabemos cómo hacer todo este hardware y software. Y aunque supiéramos, legalmente supondría la violación de un montón de leyes. Si alguien decide aplicar un bloqueo tecnológico el reloj de nuestro bienestar se retrasaría 30 años.