El ayuntamiento de Barcelona encargo un estudio titulado Tiempo de trabajo. Supongo que es uno de esos estudios encargado por algún político a colación del término de moda: conciliación laboral. La conciliación laboral tiene su punto de partida en la reivindicación sindical que desemboco en el 8x3: la vida del trabajador dividida en tres porciones iguales de trabajo, descanso y ocio. Una de las apreciaciones más espeluznantes del estudio es que esta primera medida para reducir la jornada laboral fue sobre todo para asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo.
Su evolución es la conciliación familiar y como algunos autores indican
éstas políticas son deudoras de una lógica productivista que es difícil que repercuta, positivamente, en términos de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres
Estas medidas solo aplican para las familias en el sentido clásico, lo que
se define como male breadwinner
. En ningún caso las pretensiones de
igualdad entre sexos entran en el análisis.
Se remarca que ha acabado el ciclo de vida presidido por una secuencia de
tres fases consecutivas educación-trabajo-jubilación entre otras cosas por
el aumento de esperanza de vida y la
desaparición de empleos para toda la vida. El trabajador tiene que combinar
estas fases le guste o no. Esto se pretende lograr con distintos programas
lanzados desde organismos públicos como el
Work and life balance
británico, la Ley de las 35 horas
francesa o el
curioso 6+6
finlandés.
Con algunos se consigue reducir la jornada laboral diaria, pero curiosamente son los propios trabajadores los que rechazan esta reducción:
interiorización de un modelo de vida basado en el tiempo de trabajo […] la mayoría de las personas prefiere trabajar más horas al día para acumular días enteros de vacaciones. Ganar dos horas al día se vive como pérdida en la medida en que no se sabe a qué dedicar un tiempo que, hasta ahora, estaba destinado al trabajo remunerado.
La reducción de jornada laboral es para los gobiernos un mecanismo para crear trabajo, para los empresarios un sistema para flexibilizar los horarios (y por lo tanto la producción) y para los sindicatos algo que les queda muy ajeno.
Como ejemplo la Ley de las 35 horas
sirvió en Francia para mejorar el trabajo
de los más cualificados y empeorar las condiciones de los menos
cualificados: más horarios atípicos o
unsocial hours
(a veces el ingles es brillante) y menos salario, con la
justificación de trabajar menos horas. Curiosamente esta medida afecto
negativamente a más mujeres que hombres.